
"Sí que pesa la primera casa en nuestros hombros cuando uno ha sostenido otras encima, pesa de verdad, pesa como una casa. Puede que ya no exista, que la hayan demolido y construido cualquier otra cosa en su lugar o que permanezca en su decadencia, tugurizada o guarida de fumones o ruina inhabitable o remodelada para que niegue su identidad y no nos reconozca, pero la primera casa es siempre la primera, cimiento de todas las demás".