04 agosto, 2010

¡Fuerza, Armando!

Armando Robles Godoy se encuentra internado en el Hospital Casimiro Ulloa, un derrame cerebral lo tiene algo jodido como diría él mismo. Días previos a su hospitalización el cineasta peruano de 87 años fue atropellado por un vehículo. Producto de tal accidente Armando se puso mal y tuvo que ser llevado de emergencia al hospital, para colmo de males el cineasta peruano no tiene seguro social y su tratamiento tiene que ser continuado. Es increible que el estado no mueva ni siquiera un dedo al respecto, déjense de informar cojudeces en la televisión y hagan algo para que esta persona ligada al mundo cultural se recupere pronto, desde aquí sólo nos queda decirte ¡Fuerza, Armando!

PARA AYUDAR
Usted puede colaborar con el tratamiento de Armando Robles Godoy. La cuenta en soles del Banco de Crédito es 194-19321064-0-25 y está a nombre de la hija del artista, Marcela Robles.

Para terminar los dejo con una joyita, oírlo sin duda alguna es más que un deleite.





02 agosto, 2010

Siempre quise ser escritor


A quiere ser escritor. Me ha detenido caminando por los pasillos de la academia y me ha explicado detalle a detalle lo que está pasando para intentar llegar a ser uno de verdad. Me ha comentado que algo que dije en clase le ha impactado y yo para variar no recuerdo bien qué fue aquello. Una cosa me ha impactado de su biografía, es un pariente lejano de Abraham Valdelomar.
Todas las tardes ha asistido a mis clases, no ha preguntado nada de literatura, por supuesto, sino que se ha limitado a oírme a mirarme a contemplarme como casi todos y todas lo hacen los lunes o los viernes, hipnotizados, patitiesos en silencio como si fuera yo el único ser que respira en esa aula, como si fuera yo el único presente en esas cuatro paredes. Pero no, A me ha contado escapándose de clases (porque en este preciso momento deberías estar en tu aula, A) que lo suyo es la escritura, que tiene un cuaderno y que escribe y escribe y escribe. Yo me limito a oírlo y me sorprende la atención que despiertan mis palabras cada vez que hago un comentario, le he advertido que no es fácil dedicarse a este oficio, he intentado asustarlo en realidad para que no crea que escribir es la cosa más fácil del mundo, pero A parece decidido, no sé lo que vaya a hacer para lograr su cometido pero al menos me hace recordar a mí cuando tenía esa edad y cuando decidí dedicarme a escribir, yo al igual que A no sabía ni un carajo de lo que me iba a pasar, jamás pensé alcanzar ni siquiera la mitad de lo que he podido cultivar en estos años así que por qué desanimarlo pensé aquella tarde antes de darle mi celular y mi correo y despedirnos como buenos amigos.
Entre otras cosas que me contó me dijo que una en vez en su vida se sintió totalmente estúpido y fue el día que su maestra explicaba en clase un cuento de un gallo, un pueblo de nombre San Andrés y un tal Ajiseco. Resulta que años atrás –recuerda A –él entró a la biblioteca de su tía abuela allá en Pisco y hojeó unas hojas con una letra impecable, un cuaderno tierroso era para A en aquel entonces un cuaderno tierroso, en dicho cuaderno unos personajes asomaban tímidamente, un gallo, un pueblo y un tal Ajiseco. Para él aquello era simplemente puro papel, pura tierra, pura tinta derramaba por las santas huevas. A me cuenta o me intenta contar que tuvo en sus manos el esbozo del Caballero Carmelo y no sé si será cierto aquello y en realidad poco me interesa, lo rescatable aquí sería en el peor de los casos su capacidad para mentir tan bien, particularmente creo que si alguien se te acerca y te dice que es familia de Valdelomar y que tuvo en sus manos el cuento más emblemático del Perú no puedes acaso creerle que algún día, quizá, pueda llegar a ser un escritor de verdad.
Hoy por la tarde me ha agregado y hemos hablado algo. Me ha dicho que tiene miedo en que quienes lo vayan a leer a futuro no sientan que tiene profundidad en sus palabras y a mí no se me ha ocurrido decirle que no piense en nadie cuando escribe porque al último escribir es el oficio más solitario del mundo y no pasara mucho tiempo en darse cuenta que alrededor suyo sólo estará lo poco o mucho que haya escrito y que nadie en el fondo comprenderá que uno escribe, A, precisamente para salir de su propio infierno.
Me ha mandado estas líneas que publico sin su permiso y así un día más justifico este espacio virtual al cual además no es tan difícil acceder. Así que si te animas y está bien escrita tu historia por ahí que la pongo en esta página y así ambos nos ahorramos un poquito la chamba de re-escribirla día a día. Una vez más me la llevo fácil.

Siempre quise ser escritor
Siempre quise ser escritor. Desde que en 4to de primaria mi profesora nos hacia leer obras para después exponer hasta el 20 de julio de este año, fecha en la que decidí ponerme las pilas (dejando de lado el deber académico de ingresar a la universidad), y comencé a redactarle una pequeña y sencilla carta a mi hermana para su cumpleaños. Desde la culminación de la carta que era muy sencilla (casi misia) pero muy significativa he empezado a escribir casi a diario. Tengo temor de que mis padres en algún momento mal interpreten mi momentáneo pasatiempo de escribir. Creerán que estoy desviando mi preparación en esto. No quisiera desilusionarlos. Ellos quieren que sea un profesional; yo también. Pero también quiero escribir, ya lo estoy haciendo y me siento muy bien de esto. Quizás más adelante publique algo. Quizás.
Antes, cuando ‘pensaba’ en escribir, no lo hacía porque creía que necesitaba una inspiración o algo por el estilo. No sé, algo que me haya causado gran admiración o que me haya pasado y quiera contarlo. Me sentía casi incompleto al no tener eso. Pero ahora veo que no es requisito indispensable estar ‘inspirado’, para escribir algo.
Un lunes, escuchando con suma desatención, el profesor de razonamiento verbal (Eduardo si mal no recuerdo) estaba haciendo una extraordinaria miniexposición sobre el pintor surrealista Salvador Dalí que me llamó mucho la atención porque en la última parte de su ponencia hizo referencia a que para ser un gran escritor es un requisito (casi obligatorio) haber ``Vivido un Infierno’’. Esa frase me llenó de curiosidad. No sólo dijo que para ser un gran escritor hay que ``vivir un infierno´´, sino que todos los artistas, en su momento, lo han vivido. No estoy tan seguro de que me toque pasar por un infierno. Aunque no descarto que lo más probable es que ya haya comenzado.
Me excita la idea de afrontarlo, va ser un gran desafío. Siento una enfermiza curiosidad por saber qué cosas pueden pasar (con tal que sea solo conmigo y que no tenga nada que ver con mi familia, todo estaría bien.) Es un comentario un tanto masoquista de mi parte, pero que puedo hacer, desde que escuche esa idea despertó en mí la curiosidad y por qué no decirlo la ``inspiración´´ que tanto busque. No lo tomo como mi excusa para escribir solo es una razón más para hacerlo.”

A

Marco Aurelio y César Hildebrant

Hace muchos años yo solía ver a Hildebrant y a Marco Aurelio en la tv y una vez los vi hablando acerca del amor, a partir de ahí me convertí en esto que soy y que defenderé hasta el último día de mi existencia.