Es jueves.
Como nunca he dormido hasta que los rayos del sol me despertaron. Sentir esa sensación después de tantos amaneceres es un tanto extraño para mí. Muchas veces huímos de una extraña rutina, muchas veces nos sentímos agobiados por esos pequeños días que nos acorralan y nos mandan contra las cuerdas, y sólo intuímos una reacción, sólo atinamos a decir que es parte de este juego llamado vida. La única respuesta que nos salva. Me pregunto ahora mientras el cielo tan de pronto se ha teñido de nubes negras si aquellas personas que como yo descansarán hasta nuevo aviso sienten este feriado largo como una tregua, como una pausa en su vertiginosa vida. No lo sé, particularmente estos cuatro días santos serán en mí un stop a los diarios quehaceres. Nada de amaneceres forzados, nada de soportar calles bulliciosas, nada de alumnos, nada de bromas tontas, nada de directores acomplejados.
Sencillamente he apagado el celular, he descolgado el teléfono del primer piso de mi casa y he dado la orden de decir que no estoy para nadie (sólo para los amigos). Ya veremos con qué nuevas y tristes noticias nos recibe el lunes, ese día que tanto odio, ese día en el que lo único que atino a hacer es tararear una canción de Sui Generis (Lunes otra vez) mientra viajo en un ómnibus atiborrado de personas que se miran entre sí con desconfianza, con miedo. Yo, al igual que Isabel, el personaje de Cien años de soledad quiero empezar esta tregua mirando llover esta ciudad que no es ni será Macondo por más que las ganas se enterquen, por más que la esperanza pueda querer regresar a la rutina hacia el centro del ring. Me espera una larga lista de películas, el libro de Marcela Serrano (que es realmente precioso), una cita el sábado para terminar una entrevista que me está haciendo daño porque me obliga hablar de mí y antojadizamente de los momentos más felices de mi vida.
Antes de terminar este post quería dejar esta preciosa canción de Nacho Vegas (Va a empezar a llover) de la cual no entiendo por qué hasta ahora D no me ha hablado con ese típico fanatismo que lo caracteriza. No importa, igual la canción me va como anillo al dedo.
1 comentario:
del halma.
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