14 marzo, 2010

¡Que pase el siguiente!


–Buenos días, llamé hoy por la mañana y quisiera saber si la plaza de profesor está disponible…
–¿Usted es profesor de literatura?
–Sí, claro, me enteré de la convocatoria y llamé el día de ayer para acordar una cita y...
–Muy bien, su curriculum, por favor, su curriculum…uhmm… interesante, muy interesante…
–…
–Bueno profesor, vayamos al grano, sepa usted que nuestra institución anda tras la búsqueda de un docente proactivo, capaz de trabajar bajo presión y dispuesto a ponerse la camiseta porque sabrá usted que este año hemos pensado hacer que nuestro colegio se consolide como uno de los mejores colegios de la zona y como sabrá usted no hay recompensa sin esfuerzo, usted entiende ¿no? Ahora bien, tengo que ser transparente con usted y hablarle con trasparencia porque a mí me gusta hablar con transparencia ¿no? Y nosotros como toda institución tenemos una cantidad un poco baja de alumnado, y me gustaría ser transparente desde el inicio con usted porque no nos gustaría quedar mal en lo que concierne a los pagos es por ello que andamos tras la búsqueda de alguien que maneje las aristas tangenciales de la educación en pleno siglo XXI, usted entiende ¿no?, quiero decir que deseamos un profesor capaz de motivar a la lectura a nuestros alumnos porque leer es importante ¿no? Y es terrible encontrar alumnos que no están interesados en leer cuando leer es una de las cosas más importantes para este país ¿no? Porque le cuento que el año pasado tuvimos un profesor que dictaba el curso y no logró que los alumnos hicieran una comunión con los libros, es decir no logró que ellos lean ¿no? ¿A usted le gusta leer?
– Por supuesto…
–Que bueno porque yo necesito alguien de mi nivel, alguien con quien hablar de libros porque sepa usted que a mí me gusta leer muchísimo y de lo bueno, ¿leyó la última novela de Coelho? ¡Una joyita!, que ¿no? Pues debería leerla, un profesional capacitado del área del literatura debería leer todas las obras de Coelho y ahí nomás empalmarlas con las obras de Cuauhtemoc, ya si quiere motivarse un poquito más tendrá que leer Quién se ha robado mi queso, un imprescindible de toda biblioteca que no debería faltar en ningún hogar peruano, sepa usted que en mi casa pueden faltar muchas cosas pero jamás un librito, ¡ah no! Eso sí que no, cada fin de mes le cuento que yo me compro un librito (piratita nomás) para poder mejorar como profesional porque uno cuando lee mejora ¿no? Y aumenta su léxico. Este país, discúlpeme profesor, pero está lleno de muchos ignorantes, a mí me gustaría tener, profesor, la posibilidad de regalar libros a todas las personas, de cabeza nomás, si yo pudiera hacer realidad ese sueño repartiría por el mundo obras memorables como Padre rico, padre pobre, por ejemplo, y otras tantas obritas que le acabo de señalar y que son tan interesantes para el conocimiento del que desconoce. ¡Uff!, profesor, de verdad debería leerlas, son una joyas de la literatura, obras que perdurarán a través de la historia de la humanidad, usted entiende lo que digo ¿no? Per-du-ra-ràn y eso es más que importante, ojalá nuestros alumnos leyeran lo que yo leo, ¡Uff!, este país sería otra cosa, imagínese si los alumnos leyeran la mitad de lo que yo he leído, serían unos líderes natos, unos capos, unos dignos directores como yo, ¿no cree usted?
–Bueno yo…discúlpeme, pero detesto esos libros, es más acabo de mudarme y los he leído para saber de qué tratan y dar un juicio de valor literario y…
– ¿Y? ¿Y? Qué tal, seguro que están esos libritos en un altar de su casa ¿no?, los míos están hasta forraditos con vinifan.
–No precisamente, los leía en el baño y son los únicos libros que jamás tendría mi biblioteca, es más acabo de hacer un paquete con ellos y estoy esperando el camión de la basura para botarlos.
–Pero profesor, porque dice eso, podría si no le gusta la buena literatura, ofrecerlos a los señores que botan la basura, a lo mejor ellos si saben apreciarlo ¿no? No se vaya a molestar, y no lo digo por ofender ¿no? pero hay ciertas lecturas que exigen un nivel de entendimiento supra superior al intelecto del cerebro humano de la persona.
–En realidad no se los he regalado a nadie y menos a los señores de la basura que estimo tanto…
–Yo estoy leyendo ahora “El delfín” de Sergio Bambarèn, el futuro Vargas Llosa del Perú, la esperanza literaria de este país, ¿no cree usted?
–¿Bambarèn?
–Claro, Bambarèn, no me diga que tampoco lo conoce, le cuento que yo tengo su libro hasta autografiado, y yo todavía que soy ingeniero de profesión, usted como profesor del área debería leer esas lecturas tan apasionantes; y a todo esto ¿qué está leyendo ahora?
–2666
–No, le pregunté qué estaba leyendo no su dirección.
–Pues 2666, es una novela de…
–Pero a quién se le ocurre leer una novela con ese título, profesor, ¡por dios! discúlpeme ¿no? Pero no me atrapa, no me cautiva en realidad, 2666, 2666, qué ridiculez tan ridícula.
–¿Usted sabe quién fue Roberto Bolaño?
–Profesor, por favor, como me hace esa pregunta, mis hijos ven su programa todos los días y no se pierden ningún capítulo.
–No, no dije Roberto Gómez Bolaños, dije Roberto Bolaño.
–¿Cómo?
–Olvídelo, mire quisiera saber cuánto ganaría si trabajara por horas, digamos un día al mes.
–Pues eso es relativo, profesor, porque sepa usted que hay profesores que pueden ganar al inicio 6 soles y otro pueden llegar a 15 soles, dependiendo del nivel del profesor, claro está, usted dado que no maneja muy bien los éxitos comerciales de la literatura universal, los futuros clásicos de la literatura pues creo, considero, infiero, autoreflexiono que dado el usufructo del estado y teniendo en cuenta el último DCN del Ministerio de Educación, asumimos, suponemos y deducimos que debería ser sometido a una evaluación de corte metacognositivo…
–¿Qué?
–Así como lo oye, profesor, mire yo creo que estoy siendo muy claro con usted, lo que estoy queriéndole decir es que no podemos pagar lo que está pidiendo.
–Disculpe, pero aún no he señalado mis pretensiones salariales
–Por eso
–¿Cómo?
–Usted además no ha leído las últimas muestras de la literatura universal y eso me hace quizá dudar un poco, sepa usted que lo que yo ando buscando es un profesional en todo el sentido de la palabra que esté al tanto de las últimas publicaciones de gente talentosa como Miguel Ángel Cornejo y Deepak Chopra.
–¡Me va de verga Miguel Ángel Cornejo y todos esos esbirros que lo único que hacen es limitar a gente como usted!
–¡Oiga usted! Qué se ha creído, jovenzuelo insolente, no le permito…
–Yo no le permito a usted que me venga a decir tantas idioteces juntas, no pienso darle más minutos de mi tiempo para seguir oyendo tanta estupidez junta.
–¡Ah no! ¡ahhh nooo! Encima de ignorante, lisuriento, sabe lo que es usted un mediocre, sí eso es lo que es, un me-dio-cre y un mal profesor, lo que sucede con usted que se ha sentido apabullado ante mi cultura y de vergüenza está actuando como un troglodita. Eso pasa cuando uno pierde su tiempo hablando con profesores de quinta, profesores que ante la poca información de los nuevos escritores de un mundo contemporáneo del ahora, se pican, se molestan… ¡claro pues! Qué podía esperar yo de un jovenzuelo que lee novelas de títulos extraños y me habla del Chavo del 8 como si eso fuera literatura.
–No pienso seguir hablando con alguien como usted, puede quedarse con sus lecturas de baño y metérselas por el culo. Mi curriculum, por favor.
–…
–…
–¿Alò? ¿Jessica? Mira mándame a Escalante y dile que aquí hay un mal elemento que se ha puesto malcriado, necesito apoyo logístico…
–Si tu gorila me pone un dedo encima, vengo con mis amigos y te saco la conchadetumadre, viejo cabròn, así que cuelga y dile que me dejen salir tranquilo…
–Alò, Jessica, mira, no pasa nada, a sido un error, envíame al siguiente postulante de inmediato.
Me paro, me retiro de ese lugar hediondo, lo miro a los ojos, viejo calendario, dirían mis alumnos a modo de broma, ¿por qué? Porque tiene la calata arriba, sonrío, él me mira como diciendo “se ha vuelto loco”. Pongo una cara a lo Jack Nicholson. Está aterrado. Abro la puerta, bajo veinte peldaños, salgo a la calle y me pierdo en medio de la gente de esta ciudad.
–Señor, está usted bien, ¿señor? ¿señor?
–Sí, Jessica, no pasa nada. Mándame al siguiente profesor, por favor.
**********************
–Buenos días, llamé hoy por la mañana y quisiera saber si la plaza de profeso…
–¿Usted sabe quien es Coelho, Deepak Chopra y Bambarèn?
–Claro, son mis autores de cabecera.
–¡Excelente! Creo que nos llevaremos más que bien, querido profesor.

3 comentarios:

Danny E. Barrenechea León dijo...

Me e diviertido de sobremanera leyendote, aki aturdido en mi trabajo, la gente me mira y no entiende jajajajaja fuck me rio en sus caras, me cago en cohelo en cautemoc chopra banabren y toda esa sarta de basura de escribanos de con plumas y lentejuelas, meto el dedo en mi garganta y los expulso en el escusado, arriba bolaño carajo, arriba la literatura de verdad, la que hace escarnio de nuestro corazon, la que mea la borrachera al costado del poeta y que viva la literatura que se acuesta con mi amante cada miercoles por la noche, mientras el iluso lee cohelo, ja ja ja. un abrazo lalo.

Eduardo Reyme Wendell dijo...

¡Era la idea! divertir un poquitìn e ironizar a esa gente que los lee sin la necesidad de caer en tonos feos, si les gusta bien por ellos, pero que no jodan diciendo que los demàs deberìan leer lo que ellos leen. Ante eso fuck!

Felipe dijo...

Felizmente no te has metido con "quién chucha se ha llevado mi queso", sino perdías cabrón. JUM!