14 marzo, 2010

Semanario

Hay lunes en los que la tarde nos quema la lengua
y los párpados descienden como arañas
hasta nuestros labios.
Hay martes en los que el neceser de caricias yace vacio sobre la cama
y en la sala florece la ausencia iluminando tu retrato.
Hay miércoles en donde la mirada se clava en algún anuncio de algún diario
y las películas mudas son las únicas amigas que nos regalan sabios consejos.
Hay jueves donde los carteros miran caer la lluvia
y lloran.
Hay viernes donde el alfil de la vida nos azota como si fuéramos un peón más de este inmundo lugar.
Hay sábados donde el viento guía tu ruta
donde la luna te coquetea
y las hormigas te dan lecciones de lo que debería ser la humanidad.
En esos días en donde todo parece ser irreal,
lees una historia y enchufas la radio,
por la tarde llenas tus manos con hierba
y por la ventana de tu casa vez a una monja pasear en bicicleta
o escuchando un blues
a la distancia extiendes los brazos y cierras las manos
eres un puente que intenta llegar a un puerto
a cualquier lado
eres un esclavo de tu reloj y el tiempo
y citas con rapidez alguna frase en francés.
Dices
oui,
merci,
au – revoir,
faire l`amour
Y coucher avec moi
¿recuerdas esa canción?
y creo que tú, en el fondo puedes oír el mismo sonido que yo.
En el fondo sabes que dentro de ti
no sólo los domingos y los feriados latirá tu
corazón.

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