31 julio, 2008

"Los papeles de Aspern" de Henry James


EL RETRATO DEL OLVIDO
Los papeles de Aspern comienza mostrando de manera directa y sencilla un plan preconcebido, una especie de conspiración inocua que se da en una ciudad misteriosa, romántica y bella, que nos transporta además por breves instantes a una de las más grandes novelas de la historia de la literatura universal, como lo es, La Muerte en Venecia de Thomas Mann. Sin embargo, poco después este alejamiento va marcando sus propias pautas y la ciudad va adquiriendo una significación particular que delinea el propio personaje─ narrador, es así, que la hipótesis que el autor postula se muestra con una precisión más que cronometrada, casi matemática.
Basta con culminar el primer capítulo de esta nouvelles, para que el lector se sitúe en medio de la historia con un enigma que recae en el poeta fallecido, Jeffrey Aspern, y sus misteriosos manuscritos que el personaje─narrador hallará si es que no repite el proceder ingenuo que tuvo su amigo y editor, Juan Cumnor frente a miss Bordereau, anciana huraña que guarda celosamente los manuscritos del poeta, es allí, que el narrador─personaje, guiado por indicios y observaciones particulares (algunas basadas en las de Cumnor) llegará a la conclusión de creer que miss Bordereau oculta en esos versos huracanados de amor algo misterioso que lo lleva a emprender una fabulosa farsa con la intención de recuperar dichos papeles y conocer de paso qué es lo que oculta la musa de Aspern.
“Toda historia para ser buena, debería ser a la vez un retrato y una idea”. Acabado de leer la primera parte de Los papeles de Aspern, el lector puede comprobar lo afirmado por Henry James al encontrar tres aristas fundamentales en la trama, el editor (narrador central del relato), Miss Bordereau y Tina Bordereau, sobrina de la anciana. Las mismas aristas girarán alrededor de los manuscritos del poeta fallecido con intereses particulares unos de otros, y es que al parecer los retratos a los que hace referencia James son muestras particulares e individualizadas en lo que concierne a comportamientos psicológicos. Ahora bien, la idea a la que alude el autor de Washington Square es la tangente inmediata en la cual dichas aristas encontrarán su punto de apoyo, en otras palabras, los manuscritos vienen a ser en Los papeles de Aspern, el leiv motiv de la historia, el objeto responsable y primordial que señala el destino de los personajes que yacen atrapados en un círculo retratado especialmente para reflejar y concebir ideas.
Una vez que el narrador – personaje se introduce en la casa de miss Bordereau, su anhelo de poseer los papeles se verán más cerca de lo que él mismo imagina. A partir de este punto la narración es enfocada de manera lenta pero laboriosa. James construye acertadamente las consecuencias, las apariciones y los diálogos que serán huellas para justificar los lazos afectivos entre los personajes, el gusto de la anciana por el dinero, por ejemplo o el gusto de la sobrina de la anciana por la plantas será un punto en el cual converjan ella y el editor de modo casi natural. Así de esta manera, el narrador irá apoderándose de la confianza de la sobrina y sus planes irán tomando forma, el contacto verbal con la muchacha lo ayudará a conocer a través de ella a miss Bordereau y al poeta Aspern. Cabe agregar a ello que el editor tendrá un tipo de acercamiento con la sobrina de la anciana que no comprometerá de parte de él algún otro sentimiento que la amistad. Así mismo, el lector advierte también en Tina Bordereau cierto tipo de interés hacia el editor, que lo remite a la conspiración ingenua y a modo de broma que sostuvieran en las primeras líneas del relato, el narrador – personaje y su amiga Miss Prest, aquella mujer que enterada del trabajo le sugerirá al editor enamorar a la sobrina de la anciana para así asegurar el éxito de su infatigable búsqueda.
La confusión sentimental de parte de la sobrina en esta parte del relato crea en el lector un desasosiego vital que sumado a la búsqueda de los manuscritos adhiere a la trama un giro indispensable. Podemos ver ahora como el narrador – personaje alarga sus charlas con la sobrina de la anciana regalándole flores del jardín que cuida, estos detalles sustentan en la ingenuidad de Tina el sentimiento amoroso que el editor despierta en ella inconscientemente. A partir de estos detalles, Tina le irá confiando algunos datos al editor que harán descartar las sospechas y las hipótesis, pasándolas a un segundo plano para basarse ahora dentro del campo de lo confidencial y lo verídico. Por momentos, el lector llega a conocer fragmentos del pasado que Miss Bordereau está dispuesta a ocultar tanto o más como los manuscritos o su propia mirada, que ya en esta parte del relato se convierte en una característica física del personaje que le añade un aura fantasmal y jamesiana.
El descubierto círculo social de miss Bordereau será un paso que ayudará al editor para poder llegar a Aspern. A todo esto podemos advertir un cambio de actitud de parte de la anciana que llama la atención y nos hace suponer que ya conoce el motivo de la visita de aquel editor. Sin embargo, el cambio de actitud de la anciana para con el editor se deberá justamente al acercamiento entre su sobrina y este. La anciana sabe que anda mal de salud, y sabe que cuando ella ya no esté presente no habrá nadie que se encargue de su sobrina, entonces esta sencilla premisa la llevará a encandilar al editor ofreciéndole que se quede en su hogar y concediéndole el permiso de llevar a su sobrina a pasear. Este paseo en góndola, auspiciado por la anciana será fundamental, pues en él, Tina ofrecerá el dato exacto referente a Jeffrey Aspern, al afirmar que la anciana posee todos los manuscritos, entonces el misterio de Los papeles de Aspern será un punto al que el narrador – personaje deberá llegar con más tino para cumplir con su objetivo. Acaso ese podría ser un relato interesante si James hubiera deseado finiquitar allí la historia, sin embargo los siguientes capítulos en Los papeles de Aspern contienen la verdadera belleza del relato. Como toda ficción bien narrada, las apariciones y huellas que el narrador deja en los primeros capítulos a modo de pistas aparecen ahora bien delineadas, es así que encontramos en casi la última parte de la historia una salud declinable por parte de la anciana que ha perdido toda esperanza de vida, la muerte le añade, a pesar de todo, unas pocas fuerzas a su semblante, como si dentro de aquellos manuscritos se encontrará el motivo por el que ha venido luchando para no darlo a conocer o como si este aferramiento le diera fuerzas para defender el misterio de Aspern (y el propio). Finalmente, como si ambos estarían unidos a través de esos papeles y el amor que quedó atrapado en el pasado se desmaterializara con la luz de lo presente.
¿Pero qué esconde la anciana? Es la pregunta que el lector se hace a medida que va avanzando con el relato y las ganas de saber la verdad van en aumento. La sorpresa del autor entonces encadena más de una casualidad sugerida al principio y es que miss Bordereau esconde en aquellos manuscritos su belleza, una belleza tan antiquísima como ella misma, unos versos que Aspern le escribiera en su juventud, describiendo la hermosura de su mirada, marchita ahora por el paso del tiempo.
Detalle no menos importante es el que muestra a Tina quien peca de ingenua por su falta de experiencia, así como el caso del mismo narrador – personaje quien en la parte final de la historia se muestra dudoso, temperamental e indeciso de lo que siente hacia la sobrina de la anciana. Y es que ante la muerte de miss Bordereau, Tina se quedará con los manuscritos de Aspern y le sugerirá al editor entregarle todos con la condición que se quede con ella, pues dicho gesto, en voz de la propia Tina, no la hará sentir culpable. El rechazo y la reacción del editor serán negaciones rotundas.
En la parte final del relato encontramos al editor, enviándole meses después a Tina, una cantidad de dinero por la fotografía de Jeffrey Aspern que ésta le obsequió al editor como prueba de su ingenuo amor. Esa imagen de por sí provoca en el lector una extraña reflexión, sobretodo cuando se conoce el verdadero paradero de dicha fotografía.
De la novela de Henry James se podría decir que es también un lección de los extremos a los cuales puede llegar el hombre por conseguir alguna meta trazada, arrasando muchas veces con inocentes. Esta búsqueda laboriosa, por ejemplo, que implica el hecho de conseguir los manuscritos del poeta, elaboran todo un plan que en la parte final atropella hasta los mismos sentimientos de la solterona sobreviviente, Tina, quien quizá es el mismo reflejo de las ganas desenfrenadas del narrador – personaje por querer saber la existencia de los manuscritos de Aspern, por descubrir aquel misterio oculto e inofensivo para nadie. Sucede que en Los papeles de Aspern, implícitamente, se retrata al olvido que no hiere, a aquel recuerdo sepultado en el silencio que profanan las ganas y la curiosidad del saber.
De Los papeles de Aspern se ha dicho muchas cosas y sin embargo la que más llama la atención es la que afirma que esta novela fue inspirada en una anécdota que llego a oídos de Henry James acerca de un bostoniano llamado Silsbee, que sentía adoración por el poeta Percy Bysshe Shelley. Una definición de Los papeles de Aspern podría ser acaso que se trata de un relato breve e inteligente, capaz de captar la atención del lector y conducirla idóneamente, sin embargo y a pesar que la trama no sea compacta para ser una novela genial Los papeles de Aspern es un bello libro que lo ha llevado a su autor a ser considerado como uno de los más importante narradores anglosajones de todos los tiempos.